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PUB USER: malca27

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Malca
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Bassan
Date Joined:
01/25/2016
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Website:
None Provided
Gender:
Female
Profile:
Writer and Illustrator of children's books. She writes in both Spanish and English.
Recently working on a translation job about Religion from English into Spanish.



 
Article Title: Banana Leaves
Date Created:
06/07/2016
Date Updated:
06/07/2016
Language:
English
Category:
Translation
TranslatorPub.Com Rank:
0
Views:
3392
Comments:
0
Ratings:
1, Average Rating: 10 (10 Max)
Text:
Below you can see the two texts of a story. The first one is the translated version.


Banana Trees
Ino was an Indian boy from Chepo, a town of Panama. He was ten years old when he left Chepo. Ino's parents did not want him to go because he was very young. However, Ino did not listen to his parents and left by himself.
Ino walked with a cloth bag tied to a bamboo stick over his shoulder. He climbed buses and held onto their handles. He traveled for two days. All he ate were bananas from the trees. Ino was an adventurous boy.
On his third day, while holding onto the bus handles, Ino saw a waterway. Ino jumped to the ground and walked towards the waterway. He read a sign in Spanish printed in blue letters that said, “Canal de Panama.” Ino remembered that his teacher told him that the ships cross from one ocean to the other through this waterway.
Ino sat down on the grass which was yellow from the dry season in Panama. He was observing the ships sailing through the locks with astonishment. The canal gates or locks made the water level even, so that the ships could travel from one level to the next. Ino also learned in school that both the Atlantic and the Pacific Oceans were not leveled, meaning that one is higher than the other.
The Indian boy liked seeing the big ships and for a moment he wanted to live in one of them. He knew there would be food, beds and bathrooms inside a ship. He could learn to speak other languages. Living in a ship was Ino's new dream. He was only ten years old and he did not have any money to travel. So he sat on the grass until the evening, thinking about how he was going to make his dream come true. In a short while, he fell asleep on the dry grass.
In the morning, Ino stood up and noticed several banana trees. He was hungry so he cut some bananas from the stem, peeled them, and ate them. He observed the huge leaves of the banana tree. They were long and smooth. Ino figured out something. He opened his cloth bag and took out a thin paintbrush that his Grandma had given him as a gift, as she knew how much he loved to paint. He opened a small container with black paint, inserted the paintbrush and drew a circle on one of the leaves. Ino was surprised that the paint dried quickly and it did not drip off the leaf. Ino looked up and said “This is fun!”
First, Ino drew a ship. Then, he sketched a tree. After that, he added the waves, the clouds and the birds. In the end, the leaf looked beautiful. Ino discovered a new talent. He had watched how his Grandma had painted and now he was also painting! For a whole week, Ino was drawing pictures of ships on banana leaves. Each leaf was laid on the grass to dry. Every day he saw tourists who were taking pictures of Ino painting on the leaves. They gave Ino silver coins for his new art. He politely thanked all of them in Spanish with the word “Gracias.”
One of the tourists took a snapshot of one of Ino's painted leaves and gave it to him. Ino felt very happy that he was able to draw likable pictures of ships passing through the Panama Canal. He got a good amount of silver coins that he spent happily to return to his parents' home. He had missed them a lot! After he made it home, Ino continued his new hobby of drawing and painting on banana leaves. In Chepo, Ino was happy to remain at home with his family doing what he took an interest in.


Hojas de Guineo

Ino era un niño indio de Chepo, un pueblo de Panamá. Tenía diez años cuando salió por primera vez de Chepo. Sus padres no querían que se fuera de la casa por ser tan joven, pero Ino no escuchó la palabra de sus padres y se fue por su propia cuenta.
Ino caminó con una bolsa de tela atada a un palo de bambú sobre su hombro. Se subía a los autobuses y se agarraba de las agarraderas de estos. Viajó por dos días. Lo único que comía eran guineos de los árboles. Ino era un niño aventurero.
El tercer día de su viaje, mientras se agarraba de las agarraderas del autobús, Ino vió una vía interoceánica. Ino saltó a tierra y caminó hacia esa vía marítima. El leyó a lo lejos un letrero que decía en español e impreso en letras azules, ¨Canal de Panamá¨. Ino recordó lo que su maestra le enseñó sobre los barcos que cruzan de un océano al otro a través de esta vía interoceánica.
Ino se sentó sobre la hierba que estaba amarilla debido a la estación seca en Panamá. Observaba los barcos navegando por las exclusas con gran asombro. Las puertas del canal o las exclusas hacían que el nivel del agua se vuelva parejo o uniforme. De esta manera, los barcos podían cruzar de un océano al otro. Ino también aprendió en la escuela que tanto el Océano Atlántico como el Pacífico no eran parejos. Es decir, que uno es más alto que el otro.
El niño indio le gustaba ver los grandes barcos y de repente sintió el deseo de vivir en uno de ellos. El sabía que iba a haber comida, camas, y baños adentro del barco. El podía aprender a hablar otros idiomas. El nuevo sueño de Ino era vivir en un barco. El sólo tenía diez años y no tenía dinero para viajar. Así que se sentó sobre la hierba hasta la noche pensando sobre cómo iba a realizar su sueño. Poco a poco, Ino se quedó dormido sobre la hierba seca.
En la mañana, Ino se paró de la hierba y notó varios árboles de guineo. Tenía hambre, así que cortó varios guineos del tallo, los peló y los comió. Observó las grandes hojas del árbol de guineo. Eran largas y lisas. A Ino se le ocurrió algo. Abrió su bolsa de tela y sacó la fina brocha que su Abuela le había regalado porque sabía cuán Ino disfrutaba la pintura. El abrió el pequeño frasco de pintura negra, metió la brocha y con ésta dibujo un círculo sobre una de las hojas de guineo. Ino se sorprendió que la pintura se secó rápido y no se chorreaba a fuera de la hoja. Ino miró hacia arriba y dijo, ¨¡Esto es divertido!¨.
Primero, Ino dibujó un barco. Después, hizo un árbol. Luego, agregó las olas, las nubes y los pájaros. Al final, la hoja se veía increíble. Ino descubrió un nuevo talento. El había visto cómo su Abuelo pintaba y ahora.... él estaba pintando! Por una semana completa, Ino estaba dibujando fotos de de barcos sobre hojas de guineo. Cada hoja era puesta sobre la hierba para secar. Todos los días venían turistas que le tomaban fotografías a Ino pintando sobre las hojas. Ellos le dieron a Ino monedas de plata para su nuevo arte. El les agradecía amablemente en español con la palabra ¨Gracias¨.
Uno de los turistas le tomó una foto instantánea de una de las hojas pintadas por Ino. El niño se sintió muy contento que podía dibujar imágenes que gustaban de barcos que pasaban por el Canal de Panamá. El ganó una gran cantidad de monedas de plata que las usó con ganas para regresar a la casa de sus padres. ¡Ino los extrañaba muchísimo! Finalmente cuando llegó a su casa, Ino siguió dibujando y pintando sobre hojas de guineo. En Chepo, Ino estaba feliz de estar en su casa con su familia haciendo lo que le interesaba.

 
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